Sólo para ti.

Posted on 6:06 by Kiros | 3 comentarios

Miro entre las montañas, intentando ver más allá, intentando traspasar las nubes, para ver si este sueño es real. Recuerdo con el caer del Sol el día que nos conocimos, como todo pasó de negro a blanco, como nunca pudo existir gris en nuestra historia.


Quizás en esta soledad en la que me encuentro, rodeada de altos picos a los que puedo ver, pero aún no consigo alcanzar, me doy cuenta de que tú eres lo único que necesito, eres lo único que me recuerda que no estoy sola, eres lo que me aguarda allí arriba.


Ese día en que llegaste a mi vida, eras un sólo un nombre, con un gran significado para mucha gente: muchos te temían, se acobardaban ante tu presencia, te veían poderoso; otros te admiraban, sentían envidia de tu gran poder y eso hacía que otros tantos te odiasen, te despreciasen, porque codiciaban poseer aquello que tú tenías. Pero en realidad, ¿quién eras tú?, ¿quién era aquel gran hombre?,¿qué había tras tan altas montañas?


Reconozco que soy codiciosa, así que mi primer pensamiento  fue poseerte, conseguir todo lo que quería de ti, me preguntaste que si quería hablar de ello, y por algún motivo que aún desconozco acepté, sin ser consciente de todo lo que ello conllevaría.


Encontré aquel día algo inesperado, como cuando te sumerges en el mar y buceas lo más profundo posible intentando tocar la arena y tus dedos chocan con un tesoro, que llevaba años enterrado bajo el fondo de ella. Yo encontré un gran tesoro, encerrado en aquel cofre, del cual sólo tú tenías la llave. Lo habías encerrado en lo más hondo de aquel océano para que nadie lo encontrase nunca, para que el dolor no pudiese escapar de él de nuevo,  pero sin embargo ese día lo abriste para mí.


Aquel día el negro pasó a ser blanco, la larva pasó a ser mariposa, aquella persona tan poderosa, dejó de ser sólo un nombre para mí. ¿Sabes esa sensación de sentir algo tan cerca que asusta?,¿de qué cuanto más te acercas, más daño puede hacerte? Eso eras tú para mí, como una flor tan bella que deseas olerla, tocarla, sentirla tuya cada vez con más fuerza, pero que sabes que si sus espinas llegasen a tocarte ahora mismo estarías muerta. Pues como un insecto se siente atraído hacia la red de una araña sin poder evitarlo, sin ser capaz de resistirlo, toqué aquellas espinas, y volvería a hacerlo una y otra vez, hasta el día en que decidiesen liberar su veneno sobre mí.


Podríais pensar que ahora mismo soy la persona más feliz del mundo, pero como en toda bonita historia,  siempre hay un camino tortuoso; pues la envidia de la gente, rompe hasta los sueños más dulces de un niño, y aquella noche, los tigres acechaban por la verde oscuridad, esperando para poder devorar a su presa, esperando un momento de duda, un resquicio de temor, esperando a que aquella gacela vacilase, para poder atraparla entre sus garras.


Y mientras tanto, continuo ascendiendo hacia la cumbre de la montaña, ese tigre sigue acechando, sigue persiguiendo a esa gacela; veo como ella continua corriendo, sus pasos se adelantan a los míos, veo como alcanza la cima, pero yo sé que el día que llegue a ella, él me sonreirá, me rodeará con sus brazos y me dirá: te he estado esperando.


Anónimo

Baile nocturno.

Posted on 21:24 by Kiros | 2 comentarios

Domingo, 7 de Noviembre del año 2010.

La noche se cierne sobre la ciudad, los edificios se emergen desde la jungla de asfalto dibujando sombras fantasmagóricas en el suelo, como si de extrañas figuras se tratasen al acecho de un despistado viandante. Una suave brisa sopla, armonizando con su silbido el silencio y la quietud que emite este incógnito lugar.

Tiempo ha pasado ya desde que el último visitante hizo acto de presencia aquí, su salida, sin pena ni gloria se debió al mero hecho de que esta ciudad le quedaba demasiado grande, no obstante, el devenir de los días, de las semanas y de los meses, lo único que hizo fue demostrar que aquel visitante no era digno de permanecer aquí, la exclusividad de este lugar radica en la capacidad del visitante en valorar donde está.

Una vez más, la ciudad contempla como su enigmático habitante avanza con una naturalidad sublime por los ahogados corredores que ésta esconde, una vez más, transito en la penumbra, abstraído en mis pensamientos y con la mirada al frente, escrutando con delicadeza las sombras, controlando que sucede a mi alrededor y por supuesto, disfrutando del paseo nocturno.

El silencio que se respira en este lugar siempre da que pensar, dicen que cada  persona es esclava de sus palabras y dueña de sus silencios, dicen que más vale cerrar la boca y parecer idiota, que abrirla y demostrar que lo eres.  Yo me pregunto el por qué, el por qué las personas tenemos tanto miedo a decir lo que pensamos y especialmente lo que sentimos cuando verdaderamente tenemos algo que aportar. ¿Miedo al rechazo? ¿Al fracaso tal vez....?.

Sigo caminando y me encuentro con una flor marchita a la luz de una farola, me siento a observarla con una sutil curiosidad , ha perdido la mayoría de sus pétalos, sin duda alguna el tiempo le ha pasado factura, el tiempo y la soledad, puesto que aunque otras plantas se paren a admirarla, aunque esta flor esté rodeada de tierra, de vegetación, de asfalto, de cemento y de edificios, la triste realidad es que ella está sola.

Sin más, decido continuar mi camino hacia aquella privilegiada habitación en la cúspide de la ciudad mientras que una suave lluvia cuyas gotas acarician mi tez con una suavidad etérea empieza a atravesar la noche; sonrío hacia mis adentros...

Desde aquí observo pausadamente el paisaje que se manifiesta bajo mi figura, de fondo se escucha un hilo musical que es tan solo interrumpido por el sonido de las gotas precipitándose contra el cristal, me apetece bailar... Alzo la vista y pierdo la mirada a través de la ventana, ¿bailamos?.

Kiros

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