Imperfecto

Posted on 23:18 by Kiros | 1 comentarios

Había una vez un niño, que se acercaba cada día a visitar a la flor más especial del bosque de los alrededores de su pueblo. La flor y él hablaban durante horas y él sentía que volaba, quería muchísimo a aquella flor y no había día que no pensase en estar con ella, para regarla y para protegerla, para escucharla y para apoyarla en su soledad. El niño, soñaba con hacerse una casita en el claro de la flor, o, en su defecto, trasplantarla en su jardín, en cualquier caso, soñaba con que aquella flor, fuese feliz, muy feliz, y que nunca más volviese a estar sola.

Durante meses, el niño, se acercaba religiosamente cada día, y cuando se marchaba, no pensaba en otra cosa que no fuese en volver verla. Eran inseparables, juntos, según cuenta la leyenda, eran invencibles.

Llego un día, que el niño no fue, y la flor, se entristeció mucho, le dolió enormemente que el niño no fuese a visitarla. La flor, tuvo problemas con el viento e incluso con algún animal que intento lastimarla y de hecho, lo consiguieron.

El niño se acercó, y la flor, miro feliz, pero éste, la recriminó por no haber tenido más cuidado. La flor pensó que lo que le había pasado, era fruto de la ausencia del niño, pero...ella no replicó, era una flor realmente dulce que siempre miraba por los demás y no quería herir los sentimientos del niño.

El niño se siguió acercando, pero las lluvias y el mal tiempo no permitían que se quedase con ella horas y horas como antaño, menos mal que la época de lluvias pasaría pronto y todo volvería a la normalidad.

El niño la echaba muchísimo de menos, la necesitaba enormemente, pero no podía quedarse todo el tiempo que quería, entendía los motivos y convivía con ello, pero eso no quitaba que la añorase cada segundo que pasaba.

Un día, el niño, obró muy mal y fue muy duro con ella, como esa extraordinaria flor no se lo merecía, y sin querer, le dio un golpe a la florecilla mientras se levantaba. El golpe le dolió mucho a la dueña de los pétalos de porcelana, pero no le dolió físicamente, le dolió en su corazón.

El niño, al ver lo que hizo, le pidió disculpas una y otra vez, repitiéndola que la quería mucho y que no se había dado cuenta, prometiendo ser más cuidadoso.

Cuenta la leyenda, que aquel niño, está tan profundamente enamorado de la flor que haría cualquier cosa por ella, que le dedicaría y daría su vida sin dudarlo. Cuenta la leyenda, que aquel niño, solo quiere la felicidad y el bienestar de la bella dama del bosque, cuya compañía, es el paraíso del chiquillo. Cuenta la leyenda, que el niño, reza cada noche para que la flor esté bien, sana y para que nunca más sufra. Cuenta la leyenda, que el niño, se culpa y castiga a cada minuto por hacer daño a su amada. Cuenta la leyenda, que el niño, fue el escritor de esta leyenda sin final, sin final, puesto que dejó el escrito a medias y salió a su encuentro, salió, a escuchar lo que aquella flor, la dueña eterna de su corazón, le tenía que decir.




(Gracias por el dibujo Sora) ;-)




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